Los encontrareis en las casas de los abuelos. No los perdáis de vista
En muchos hogares de Malpartida de Plasencia, una pequeña colección de objetos viejos y antiguos da voz a las historias de las familias humildes que moldearon la vida cotidiana de este pueblo. Estas piezas, que abarcan desde utensilios domésticos hasta herramientas agrícolas, reflejan la esencia de una clase trabajadora profundamente vinculada al campo. Entre estos objetos destacan aquellos utilizados por las mujeres en las tareas del hogar, recordándonos su incansable labor en la cocina, el lavado, el tejido y el cuidado de la familia, pilares fundamentales de la vida diaria.
El verdadero valor de estos objetos no radica en lo
material, sino en su significado etnológico, cultural y sentimental. Cada
objeto es un testimonio silencioso de vidas dedicadas al esfuerzo, la
creatividad y la subsistencia, tanto dentro como fuera del hogar. Preservarlos
es una manera de rendir homenaje a nuestra historia y a quienes, con sus manos,
tejieron la identidad de nuestra comunidad chinata.
Hoy, en un mundo donde la tecnología avanza a un ritmo
vertiginoso, estos objetos también invitan a reflexionar sobre la brecha entre
generaciones. Mientras que en las primeras décadas del siglo XX los utensilios
y herramientas eran testigos de una vida marcada por la repetición y la permanencia,
los objetos que rodean a los niños de hoy envejecen rápidamente, reemplazados
por nuevas versiones o por innovaciones que se apoyan en la inteligencia
artificial.
Este contraste evidencia no solo la evolución de los
objetos, sino también el cambio en la relación que tenemos con ellos. En el
pasado, los utensilios no solo eran funcionales, sino que llevaban consigo el
peso de las historias y los lazos familiares. En la actualidad, los avances
tecnológicos han desdibujado esa conexión emocional, transformando los objetos
en piezas transitorias de una cadena ininterrumpida de consumo.
Sin embargo, esos objetos nos recuerdan que, pese a
los cambios, el valor de lo cotidiano radica en cómo moldeamos nuestra vida y
construimos comunidad. En un tiempo donde la inteligencia artificial redefine
los límites de la creatividad humana, quizás estos viejos objetos nos ofrecen
una lección esencial: lo que realmente persiste no es la herramienta en sí,
sino la memoria y el significado que tejemos a su alrededor.
Carlos Canelo